Chilco, un paraíso al final del arcoíris

Ibarra, 08 de enero de 2022.

La ciudad de Ibarra, capital de la provincia de Imbabura, está conformada por cinco parroquias urbanas y siete rurales, las mismas que están ubicadas entre el extremo cálido de la ciudad, donde se encuentre el conocido Valle del Chota en la parroquia rural Ambuquí, y la parte andina, las frías parroquias de la Esperanza y Angochagua; hoy dirigimos nuestra mirada a una de las comunidades de esta última parroquia.

Angochagua, conocida turísticamente como el valle de los arcoíris, se encuentre ubicada al sureste de la ciudad de Ibarra, a unos 20 Km aproximadamente; en vehículo particular, llegar a la primera comunidad viajando desde Ibarra tarda unos treinta minutos de camino. Esta parroquia, de población casi en su totalidad indígena, está ubicada a más de 2800 metros sobre el nivel del mar; consta de seis comunidades, Cochas, Chilco, Magdalena, Rinconada, Zuleta y la cabecera parroquial Angochagua.

Cuando uno decide viajar a la parroquia Angochagua, por lo general casi todos van en busca de Zuleta, la comunidad más grande en población y más conocida por sus bordados y paisajes además de por su historia en torno a la Hacienda Zuleta, propiedad en su momento del que fuera presidente de la República del Ecuador, Galo Plaza Lasso. Pocos saben que más allá de Zuleta existe una comunidad con un encanto especial, también con tradición en torno a algunas haciendas, sobre todo a la Hacienda La Merced, con mujeres talentosas también para el bordado, y geográficamente, podemos decirlo así, más cerca del cielo; esta comunidad es Chilco.

En la Comunidad de Chilco habitan aproximadamente 200 personas, todas indígenas y dedicadas principalmente a la agricultura y ganadería, además del bordado; sin embargo, desde hace algunos meses se ha ido emprendiendo en la Comunidad una panadería impulsada con ayuda nacional e internacional que busca, a partir de la materia prima conseguida de la misma tierra, elaborar productos de panadería y pastelería para consumo dentro y fuera de la comunidad.

Delfina Tito, habitante de la comunidad nos cuenta un poco de la actividad que realiza a partir de sus “vaquitas”, actividad que muchas familias del sector realizan. Ellos entregan la leche a carros que la recogen y la distribuyen principalmente en los centros de acopio de Olmedo y Zuleta que, a su vez, distribuirán el producto a los tanqueros que la llevan, por lo general, a Cayambe; la leche que se produce en este sector termina, casi siempre, en las procesadoras de la empresa Nestlé. La señora Delfina nos comenta que no es fácil la vida en el campo, por cada litro de leche la paga que reciben casi no supera los 0,42 centavos por litro, algo que es muy pequeño comparado con el trabajo que implica cuidar las vacas, animales que no entienden de día u hora, de jornada laborable o feriado.

Junto con la venta de leche, el trabajo en la agricultura es otra de las actividades características de la gente de Chilco; en las casas, todos, desde los más pequeños hasta los más grandes, tienen que ayudar a trabajar la tierra; no es fácil pues muchas veces los niños no pueden dedicar mayor tiempo a las tareas de la escuela o a divertirse como niños, pues la necesidad muchas veces obliga a "echar una mano" a los papás o abuelitos.

La comunidad de Chilco se caracteriza por su clima frío, está a pocos minutos del páramo, donde también podemos encontrar miradores y presencia de aves silvestres. Chilco posee muchos encantos naturales y personales, es una comunidad de gente emprendedora, también con necesidades, sobre todo por la presencia de muchos adultos mayores que padecen escases de recursos materiales y económicos. Los proyectos planificados están encaminados a buscar ayudar a las familias de esta Comunidad que, día a día buscan honestamente el pan para sus hogares.

La pandemia ha detenido, en parte, este caminar, pero las ilusiones siguen intactas, el proyecto de la panadería comunitaria va dando frutos, pero aún tiene que proyectarse internacionalmente, ese es uno de los objetivos “Paneando en los Andes”. El turismo rural tiene mucho futuro, con una correcta organización y con el apoyo de las autoridades seguro saldrá adelante nos dice Hernán Sandoval, ex presidente del GAD Parroquial de Angochagua y uno los líderes comunitarios de Chilco y que es también uno de los promotores de la panadería comunitaria y tantos otros proyectos en favor de la gente del sector.

A pesar del trabajo constante, duro y a veces poco reconocido, la gente de Chilco sigue enfrentando dificultades de tipo social, económico y la carencia de servicios básicos; es así que en este año apenas están instalando el alumbrado público en la comunidad, quedando aún pendientes temas como el agua potable, el alcantarillado y la conectividad de internet, tan necesaria ahora en la actualidad.

Fátima Sandoval es oriunda de Chilco, fue reina de la parroquia Angochagua en el período 2017-2018, ahora ella es Licenciada en Enfermería. Fátima manifiesta su cariño por la comunidad, pero también su preocupación por la situación de tantas familias en su tierra. Sus padres son líderes comunitarios y ella se siente orgullosa del trabajo que ellos realizan, manifestándoles siempre su apoyo.

En su periodo de reina experimentó el poder palpar más de cerca la necesidad de tantas personas, especialmente la de los adultos mayores que están solos y con tantas carencias materiales y hasta afectivas Ella es una de las colaboradoras también en el proyecto de panadería comunitaria y entre la comunidad es quien está mejor preparada para atender a turistas, sobre todo extranjeros.

Angochagua es conocida como el valle de los arcoíris, Chilco pues estará esperando “al final” de dicho arcoíris, en el límite donde parecen unirse el cielo y la tierra, con su gente amable, sus paisajes naturales y una cultura llena de sorpresas que para muchos aún son desconocidas, pero que vale la pena conocer.

 

 

 

Escrito por: 
Rolando Carrión Ortiz