Una sociedad que, en lugar de avanzar, retrocedeen cuanto a derechos LGBTI

Leonardo Ogaz Arce, Sociólogo, colaborador en la Revista Digital “La línea de fuego”. Fue catedrático universitario y politólogo:

-Para que el Estado cambie, hay que cambiar el Estado, este Estado autoritario, represivo, discriminador, que no responde a las necesidades de la sociedad moderna. Este Estado debe sufrir un cambio profundo, democratizarse en términos drásticos, que genere algún tipo de política pública sobre este tema que es grave. Porque saben que en esas clínicas sufren un sinnúmero de torturas y eso es fatal, pero no se hace nada por sancionar.

¿Por qué resulta tan difícil para la sociedad, hacer efectiva la igualdad de derechos de la población LGBTI?

Es un problema bastante complejo y profundo porque es la constatación que vivimos en una sociedad patriarcal y capitalista. Esa conducta cultural y los patrones que rigen este tipo de sociedades son enteramente machistas, por lo tanto, rechazan la diversidad, volviéndose una cultura de rechazo a lo diferente, a lo distinto.

¿En dónde nace esta conducta cultural?

Esta conducta está enraizada a las estructuras de poder, dominacióny hegemonía que se ejerce a través de estos patrones culturales patriarcales. La sociedad, debido a las movilizaciones de lucha de los afectados por este tipo de conductas, no termina de asumir la diversidad, como lo que es, una cuestión de la naturaleza humana, es decir, la diversidad es parte de la naturaleza humana. Por ello se cometen una serie de discriminaciones de tipo social. No se acepta a las personas homosexuales. Pero no solo no se las acepta, sino que además se las reprime, se las discrimina, se las aparta de la sociedad. Se las hace constituirse en “guetos”, separados, despreciados.

¿Cómo califica usted esta conducta?

Pienso que es una conducta anómala, que tiene su elemento de expresión y cobijo desde el Estado. Estuve leyendo que se han perdido los datos de los registros de las clínicas y de las personas que vivieron en esa situación. Y al día de hoy la respuesta que dan las autoridades es que se han perdido los datos. Además, señalan los colectivos LGBTI, que están de alguna manera retrocediendo, por el actuar de las autoridades de este último tiempo, con conductas conservadoras, que no están haciendo absolutamente nada. Dejando que se cultive estos tipos de discriminaciónque existe.

¿Cuál es su concepción sobre estas clínicas de deshomosexualización?

Las clínicas que son generalmente clandestinas, que actúan con ciertas fachadas, es algo que resulta espantoso. Ninguna de las causas de la Fiscalía ha salido con alguna sentencia favorable a las víctimas. Son verdaderas clínicas de tortura, en donde se practica la idea de que la homosexualidad se puede corregir. Es una idea profundamente conservadora, reaccionaria; el no entender la naturaleza humana es falta de cultura. También esto está cobijado por ciertas ideas religiosas, como las sectas evangélicas. Es verdaderamente horroroso lo que ocurre con estas personas, ya sea por internación de la familia por medio de secuestros, son sometidas a torturas con el afán de corregir algo que es incorregible, pese a las sanciones médicas que señalan que es imposible desviar la naturaleza humana en ese sentido.Es un problema de educación, de cultura, de transmisión en los grupos de la sociedad, en las diversas clases sociales una comprensión diferente del problema. Y en último término, generar unacultura de aceptación, no me gustadecir tolerancia, porque eso en el fondo es discriminación. Es simplemente aceptar una realidad que no debe ser reprimida ni sancionada, sino integrarlas como cualquier otro ser humano, que tiene exactamente los mismos derechos. Esta es una cuestión de derechos y su orientación sexual no puede ser motivo de ninguna represión, castigo o sanción.

¿Cuáles su apreciación frente a las familias o el entorno cercano a las personas de población LGBTI, que deciden recluirlas en estas clínicas?

Las familias son víctimas de una incomprensión, de una cultura patriarcal que ellos comparten. De una cultura machista que es parte de sus vidas. Son sus patrones culturales. Esas familias deben ser de alguna manera reeducadas. Deben afrontar una perspectiva distinta, porque frente a la discriminación social, las personas de la diversidad sexual deben recibir el apoyo de sus familias, es el único sostén que tienen. Debe hacerse un trabajo profundo con esas familias porque es el lazo afectivo, el amor que debe existir dentro de una familia, debe servir como un estímulo para comprender la problemática de esa persona, porque es una problemática social, no una biológica, puesto que la opción sexual se define desde muy temprana edad y ante eso lo único que hay que hacer es respetar. El problema con las familias es que adoptan una cultura de normalidad, por eso buscan corregir lo que ven como un problema.

¿Qué podemos hacer como sociedad para corregir esta problemática?

Tenemos que generar una cultura de respeto a la diferencia, a la diversidad. Romper con las estructuras machistas, que son las que impiden una sana convivencia en la sociedad. La homosexualidad no es una enfermedad que puede ser tratada con terapias, es una falta de educación profunda. Este problema, de la sociedad y las familias, se debería corregir desde la escuela, desde la escuela primaria. Esto no está en los pénsum de estudio, estamos lejos, pero hay que luchar por eso. Desde las familias, desde las escuelas, desde los medios de comunicación ir generando una comprensión diferente de esta situación. Hay que hablar de las diversidades sexo-genéricas y enseñar a respetar, explicar que la sexualidad no inicia ni termina en la opción binaria de hombre y mujer, en el intermedio hay serie de variantes que tenemos la obligación de respetar y de ese respeto debe surgir una igualdad plena de derechos para las diversidades.

El Ecuador despenalizó la homosexualidad hace 23 años, exactamente el 27 de noviembre de 1997.¿Cómo ve usted a la sociedad antes y ahora de la despenalización?

Ha habido un cambio a partir de una determinada legislación, que ha comprendido, por lo menos, en un primer elemento el problema. Pero, sobre todo, el cambio que yo he notado es en los grupos LGBTI, porque ahora ya no hay esa represión para hacer movilizaciones, incluso se habla del orgullo gay. Esta ha sido la forma más eficaz, salir a la calle a mostrar su identidad, sus propios rasgos culturales y exigir que se los respete. El día del orgullo gay se ha transformado en un emblema, que debemos apoyar, estimular, porque esa movilización frente a los abusos, frente a los atropellos, va a ser la determinante en los cambios. Las demás personas debemos ser solidarios, tener la mente abierta a las diversidades y asumir, como nuestra, la causa de aquellos que tienen otra orientación tan respetable como la nuestra y exigir una plena igualdad de derechos.Todos estos avances legales son importantes porque, aunque no se cumplan, son una referencia que se debe luchar por hacer cumplir. Hace 23 años este tema ni se topaba, por lo menos ahora hay apertura de parte de varios sectores que están comprendiendo la problemática.

¿Considera usted que las generaciones venideras, forjarían un cambio significativo en un futuro cercano para erradicar todo tipo de violencia cometida en contra dela población LGBTI?

Yo soy optimista porque he visto a muchos jóvenes batallar contra el abuso, hay activismo, hay apoyo a los colectivos que hay y que ya se movilizan. Son jóvenes que ayudan a las causas de las personas que son abusadas, discriminadas, torturadas.

¿Cuál sería su mensaje final?

Enfatizar en que el cambio debe ser concebido en términos sociales, culturales y políticos. No sólo restringirse a la problemática de las clínicas, que, por supuesto tiene que estar en primer lugar, sino incluso arreglar el terreno jurídico. Seguir abriendo brechas jurídicas y sociales, es necesario generar mayor conciencia social en los diversos grupos. Considero que los afectados con estas situaciones son personas de todas las clases sociales, lo cual se convierte en un tema transversal y eso ayuda un poco. No es solamente un problema de la clase popular, sino que se manifiesta en todas las clases sociales. Hay que abordarlo desde esa perspectiva, esto requiere un cambio cultural. Demandar cambios políticos, porque la democracia es fundamental, es darle a esa gente los derechos que se le niegan por una condición determinada y eso no debe ser. Esa es la lucha que nos corresponde como sociedad.

Escrito por: 
Andrea Cifuentes