“El bullying por xenofobia es el principal problema de los niños venezolanos”

Conversamos con la maestra Esther Gualtieri sobre lo que deben enfrentar los menores al acceder al sistema educativo y respecto a una iniciativa que emprendió para tratar de cambiar su difícil realidad.

Esther Gualtieri llegó hace tres años a Ecuador con su esposo Jefferson y dos de sus tres hijos. Maestra de matemáticas con cinco años de experiencia, la crisis en Venezuela de 2016, “el peor de todos los años”, los obligó a migrar. Comprobar que ya ni siquiera se podía comprar pañales suficientes ni había vacunas para Rafa, entonces su bebé (ahora tiene 3 años y medio), los hizo decidirse por buscar nuevas oportunidades en la tierra de donde es oriunda la familia materna de su esposo.

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Al llegar a Ecuador se encontró con un país en el que era muy difícil para el migrante venezolano acceder a la educación pública, a la que están obligados a acudir la mayoría de migrantes, que no tienen posibilidades de costearse centros privados. Según “cifras que manejamos”, 54 mil niños venezolanos no estudian. Y, a decir de Esther, esto ocurre por la falta de cupos en las escuelas públicas, que “ya de por sí están saturadas”; la burocracia, la pobreza, el desconocimiento sobre los derechos que tienen de acuerdo a su condición, entre otros motivos. Por si fuera poco, los que acceden a estudiar deben tolerar la xenofobia y el bullying. Motivada por cambiar esa realidad y amparada en que “la educación es un derecho humano que está garantizado para cualquier niño que esté en el territorio ecuatoriano”, creó el colectivo “Araguaney Educa”, una red ciudadana que pretende brindar ayuda para acceder al sistema educativo de los migrantes venezolanos, por un lado; y ser una alternativa de aprendizaje para quienes no pueden hacerlo, por otro.“La educación es el primer paso para tener oportunidades en la vida. Tu educas al niño hoy y mañana vas a tener un ser humano productivo”, asegura Esther y recalca que la educación “no solo debe ser en lo académico, si no también en valores”. EConversamos con la maestra Esther Gualtieri sobre lo que deben enfrentar los menores al acceder al sistema educativo y respecto a una iniciativa que emprendió para tratar de cambiar su difícil realidad

A través de la plataforma Zoom, desde su casa, en el centro histórico de Quito, me recibe virtualmente para conversar sobre el ser migrante venezolano en el Ecuador, las dificultades que esta nacionalidad atraviesa en el entorno educativo y sobre su iniciativa para brindar ayuda en esa área. Cuando llegaste a Ecuador y con tu visión de maestra, ¿qué fue lo que empezaste a ver, qué percepción tuviste de lo que era el sistema educativo y los problemas que había con los migrantes?Primero me di cuenta que el acceso a la educación es difícil, por falta de información y por falta de recursos para el migrante. En enero de este año, las últimas cifras que manejábamos indicaban que, de alrededor de 84 mil niños venezolanos que hay acá en el Ecuador, la no escolarización era de 54 mil, ósea más del 50% de los niños no accede a los centros educativos...

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Y en cuanto a los niños que sí han logrado ser parte del sistema educativo ¿a qué problemas se enfrentan?El principal problema con los niños dentro de las instituciones fiscales es el bullying por xenofobia...

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Pero evidentemente la fuente del acoso escolar y la xenofobia son los propios padres, pues su ejemplo es replicado por los niños y su responsabilidad en este aspecto es enorme.

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Con ese panorama tan poco alentador en la educación para los migrantes venezolanos, con el afán de cambiar esa realidad y también motivada por la condición de dos de sus hijos, quienes padecen el síndrome de Asperger (Autismo), Esther decidió que debía hacer algo; que tenía que aportar desde su nicho como maestra para brindar asistencia a sus compatriotas. Así, junto con su esposo, quien es periodista, crearon el colectivo Araguaney. ¿En qué consiste Araguaney, y cuál es su componente educativo?

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¿En qué aspectos se concentra la asistencia qué brindan?

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Desde luego la cuarentena ha frenado los planes de Araguaney, pero de a poco planean volver a la idea inicial, que es crear un espacio donde los niños puedan educarse y recrearse y que sea un lugar de encuentro para canalizar asistencia en la inclusión en el sistema educativo. Con niños escolarizados se dan posibilidades a los padres de que trabajen, de que se integren, sobre todo las madres. Y así darle mejor calidad de vida a sus hijos, asegura Esther. Aunque suene obvio, le pregunto: ¿Por qué son tan importantes los niños, por qué prestarles tanta atención, y más en este proceso migratorio?

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A pesar de considerar incierto el futuro respecto a cómo se comporte la migración venezolana a corto y mediano plazo, Esther está segura de que habrá mucho por hacer y a quienes ayudar, pues lo que es claro es que a los niños les hace falta “mejorespolíticas públicas de protección, salud, educación, mejores oportunidades laborales para sus padres, juego y aprendizaje”. 

 

 

Escrito por: 
Pablo Basurco