Barrio El Dorado perdió el brillo en las casas

No son dos, ni tres años, desde que en el popular barrio de El Dorado, ubicado en el centro norte de Quito, se vienen produciendo robos de las nomenclaturas que tienen los números de identificación de las casas. Como si de almas en pena se tratara, de la noche a la mañana, las viviendas del sector se están quedando sin señalización, porque las identificaciones desaparecen. Según América Almeida de 70 años, moradora del sector, desde hace cinco años, un grupo de ladrones se ha dedicado a la ingrata tarea de robar las nomenclaturas de muchas casas, incluida la suya: “un día me levanté por la mañana y me dirigí a comprar pan y leche para el desayuno y me di cuenta de que se habían robado el letrero con el número de mi casa”.

Almeida señala que su caso no es el único, ya que muchos vecinos le han comentado que  se han quedado sin numeración y ella mismo ha constatado la falta de esta importante señalización que permite la ubicación de las casonas antiguas que tienen más de cincuenta años de vida. Pero la cosa no se queda allí, la vecina sostiene que lleva más de cuatro años solicitando a las autoridades correspondientes que le coloquen nuevamente el número de su casa, pero hasta el momento no lo han hecho. Los problemas surgen cuando algunos amigos o familiares que los moradores no ven hace tiempo, se pierden, porque no encuentran las casas. También hay mucha confusión, cuando motoristas de empresas de comida rápida no encuentran las direcciones respectivas.

La redacción de la UTPL se comunicó con un representante del Distrito Centro Norte del Municipio de Quito, quien no quiso dar su nombre, pero indicó que ellos están pendientes de estos pedidos, pero que hay que “tener un poco de paciencia, porque hay  muchas solicitudes en la ciudad”. Pero, ¿con qué finalidad los ladrones hurtan estas señalizaciones? Javier Sangucho, cerrajero y morador del barrio, advierte que los ladrones funden el material del que están hechas las nomenclaturas y luego lo venden ilegalmente. “Le soy sincero, si me han venido a ofrecer los rótulos, pero nunca les he comprado, eso es meterse en líos”, admite Sangucho. Mientras tanto, con una sonrisa un poco amarga la señora Almeida nos indica la vivienda de su vecino que se encuentra sin número y agrega: “tendré que pagar a un cerrajero yo misma para que me pongan el número y ojalá no me roben otra vez”.    

Escrito por: 
Eduardo Freire