Con la propuesta de brindar educación domiciliaria a niños, niñas y adolescentes con cáncer y otras enfermedades catastróficas, mediante la asistencia de docentes domiciliarias que les permita continuar con sus estudios y mejorar su calidad de vida, se inaugura en la ciudad de Quito, la fundación Camila Salomé.

Esta fundación nace como iniciativa de dos padres que perdieron a su única hija Camila Salomé de 14 años, quien padecía de un glioma cerebral. Los múltiples tratamientos por salvar su vida provocaron un cambio drástico en su apariencia física, además que su capacidad intelectual disminuyó. 

El mayor deseo de Camila Salomé fue continuar con sus estudios, pero debido a la falta de sensibilidad y desconocimiento fue rechazada por varias ocasiones por parte de las instituciones educativas, y en algunas ocasiones al inicio de su enfermedad, hasta discriminada por sus compañeros. No pudo continuar con sus estudios en el programa normal y continuo, y es así que su propia madre se convierte en su maestra, para así cumplir su deseo de estudiar y sentirse útil.

Es así que este programa pretende la atención educativa domiciliaria integral para este grupo de pacientes, garantizando el acceso, aprendizaje y permanencia en el Sistema Educativo, que por su condición de salud requieren reposo médico prolongado en su domicilio; para ello cuenta desde el mes de junio de este mismo año, con los convenios respectivos del Ministerio de Educación beneficiando la reincorporación escolar y su calidad de vida.

¿Qué recibe el estudiante domiciliario cuando se encuentra hospitalizado en su casa?

Los beneficiarios directos son los niños, niñas y adolescentes entre la edad de 5 a 16 años, y que se encuentran en situación de reposo domiciliario prolongado por más de tres semanas continuas, y que se encuentren radicados en el área urbana de la ciudad de Quito. Como beneficiarios indirectos tenemos a las familias atrás de cada uno de ellos y toda la comunidad educativa en general.

A la fecha el programa cuenta con tres docentes, con una carga horaria de 6 horas semanales por estudiante, y se respaldan a través de la contribución de instituciones públicas y privadas, así como la autogestión.