"No se murió un animal, se murió un familiar": Fausto Llerena

Fausto Llerena, un hombre de 67 años oriundo de la provincia de Tungurahua, laboró para el Parque Nacional Galápagos por más de 44 años. Este humilde personaje no tuvo la oportunidad de realizar estudios académicos, sin embargo, conoce por experiencia a las más de mil tortugas terrestres en cautiverio de la isla Santa Cruz. En el año de 1971 cuando inició sus labores en la institución efectuaba trabajos de campo haciendo reconocimiento de las aéreas de tortugas terrestres en todas las islas existentes (San Cristóbal, Santa Cruz y parte de la isla Isabela), especialmente en zonas de anidación de quelonios y además se encargaba de la erradicación de especies introducidas.

¿Quién es Fausto Llerena?

Me considero un hombre trabajador, amo pasar con mi familia compartir con la naturaleza, esa es mi vida.

¿En qué fecha llegó a las Islas Galápagos?

Yo llegué aquí por los años 50, vine en familia, somos 5 hermanos: tres varones y dos mujeres. Todos vivimos acá, venimos a coger un terreno en la parte alta de la isla Santa Cruz para trabajar y dedicarnos a la agricultura. Soy de Tungurahua, pero solo nací ahí pues mi padre me contó que  antes del año me retiré de mi tierra y vivíamos en el Oriente, luego en Guayaquil y finalmente en Galápagos.

¿Qué es lo que más le gusta de este lugar?

Este lugar es el paraíso, no tengo más que decir.

¿Cómo aprendió todo lo que sabe de las tortugas terrestres?

Por medio de la experiencia, cuando yo era joven tenía una tortuga en mi casa y la cuide por veinte años pues en ese tiempo aun no era Parque Nacional, luego este individuo fue entregado al Parque para su cuidado, desde ahí me gustaron las tortugas.

En el año de 1972 se descubrió al Solitario George en la isla Pinta, ¿usted participó de esa búsqueda?

Así es, se encontró en el año de 1972 en Pinta. En ese entonces se inició la erradicación de especies introducidas en esa isla, éramos un grupo de siete guardaparques que nos trasladamos a ese lugar con la misión de eliminar las cabras, pero también a buscar nuevas especies de tortugas que pudiéramos traer a Santa Cruz, nadie sabía cuántas tortugas existían allá. En primera instancia encontramos solo huesos y carapachos deteriorados en campos abiertos y en grietas.

En ese viaje, no muy lejos del campamento que teníamos, un estudiante de la universidad de Guayaquil; que hacia su tesis y un compañero guardaparque (Pancho Castañeda), vieron por primera vez al Solitario George, todos estábamos muy contentos. Luego de tres días un barco de turismo nos trajo a la isla Santa Cruz junto con el Solitario, que luego fue entregado a la estación científica Charles Darwin, pues en ese tiempo estaba a cargo del centro de crianza de tortugas terrestres.

¿Desde qué año usted cuidó al Solitario?

Desde el año de 1983. En 1992 se trae dos tortugas hembras del volcán Wolf de la isla Isabela,  se las colocó junto a George en un nuevo corral para que el público pueda conocerlo, el era muy apreciado por todos (propios y visitantes). Todos preguntaban por él y cuando no lograban verlo se iban con una tristeza.

Aquel domingo 24 de junio del 2012, ¿Cuál fue su primera impresión cuando supo de la muerte de “George”?

A veces es duro pensar en eso, pero bueno, es necesario que la gente conozca cómo fue mi reacción. Yo entré al corral a las 8:30 de la mañana, me sorprendí cuando él no estaba cerca donde pasó la noche. Estaba como que iba a buscar agua y se quedó entre el lugar en el cual pasaba la noche y el bebedero, es decir a la mitad del camino. No estaba en un sitio plano sino más bien sobre una roca como que algo le sucedió, como si le hubiera dado un infarto. Yo me sorprendí porque él siempre, cuando oía el ruido de la puerta, levantaba su cabeza para observar quién era y ese día no hizo nada, entonces abrí la puerta y entré, lo toqué y ya no se movía, le dije: - ¿Qué te pasa, has madrugado y te has quedado aquí? Mire su cabeza y  estaba en una posición diferente, luego lo moví y ya sentí que estaba muerto. Me quedé un rato pensando pues no sabía qué hacer y se me fueron las lágrimas por unos segundos.

Luego reaccioné y me dije: - ¿Bueno que voy a hacer? ¿Ya se fue mi amigo y qué debo hacer? Esto debe saber alguien. Inmediatamente me contacté con todas las autoridades del parque, hicimos la inspección del cuerpo y lo pusimos en congelación para después realizar los análisis.

¿Podemos decir que Ud. sintió a la tortuga como parte de su familia?

Si, incluso me puse una cinta negra en el pecho el día de su muerte en honor a él, pues perdí a mi mejor amigo. Entre las tantas tortugas que tenemos en el centro de crianza, más de mil pequeñas y setenta adultas él era mi único amigo.

¿Cómo eran sus días de trabajo en el centro de crianza luego de la muerte del solitario George?

Me daba bastante pena cuando llegaba al corral, veía sus fotos, veía en videos que estaba con vida para sentir que no estaba muerto. Me apena mucho la pérdida de una especie, pero la muerte de mi amigo me devastó y me tomó mucho tiempo superarlo.

En la actualidad, ¿Siente que ya superó la pérdida de la tortuga?

Sí, pero mantengo vivos los gratos recuerdos vividos con mi amigo, nadie puede entender lo que es cuidar una especie por tantos años y un día sin previo aviso perderla, a mi no se me murió un animal, se me murió un familiar.

Su decisión de jubilarse, ¿Fue por la muerte de George?

Si, en gran parte fue por ese vacío que me dejó el solitario, pero también porque ya estaba cansado trabajé más de 40 años de mi vida y creo que era hora de darle la oportunidad a alguien más.

¿A qué se dedica actualmente?

Paso ocupado en el campo, cuidando mis animales y mis sembríos. A veces mis hijos dicen que nunca deje de ser guardaparque, solo salí del Centro de Crianza a cuidar mis propias especies en casa. (Risas).

¿Qué opina de la escultura embalsamada del Solitario que hoy permanece en el centro de crianza como un homenaje a la tortuga?      

Es grandioso poder visitar el Centro de Crianza y encontrarlo ahí, claro que sin vida, pero intacto como si no le hubiera pasado nada. Era lo menos que podían hacer las autoridades por esta especie que le dio tanto a Galápagos. 

Escrito por: 
Leslie León