Cochapata, pueblo escondido y sus maravillas

A veinte minutos de la cabecera cantonal de Nabón, cantón azuayo, se encuentra la parroquia Cochapata. Un pequeño pueblo casi desatendido por las autoridades pero en sus entrañas guarda muchas historias y leyendas que despierta gran curiosidad y admiración a sus visitantes. Fue creada como parroquia civil el 26 de mayo de 1887, anteriormente pertenecía al cantón Girón, pero desde 1987 pasó a pertenecer al cantón Nabón. Según los registros históricos su nombre se debe a que en el lugar existía una laguna en forma de un pie, también cuenta la historia que su primer centro poblacional estaba ubicado a un kilómetro más al sur y por un hundimiento de tierra se destruyo todo, (no se precisan fechas del desastre) a ese lugar se lo conoce como Pueblo Viejo.

Al recorrer sus calles céntricas se puede observar todo una arquitectura Colonial y Republicana, sus casas patrimoniales construidas de adobe, bahareque y techos de teja con amplios balcones de madera tallada, que permanecen inalterables al paso del tiempo. En su entorno se levanta una centenaria iglesia, donde los fieles católicos veneran a su patrona la virgen del Rosario.

Los pobladores

Cochapata tiene cerca de 3500 habitantes, siempre risueños y optimistas por vocación,  gente cálida y amable con propios y extraños, cuando llega alguien por visita ya sea conocido o no, siempre le ofrecen algo de comer o beber. Esta generosidad se practica desde los pequeños hasta los ancianos. Los adultos mayores, a pesar de su avanzada edad, siguen airosamente realizando actividades tradicionales que sustentaron toda su vida, ellos son los que todavía utilizan los telares, el copo para hilar, y una variedad de actividades utilizando herramientas rudimentarias de su época.

No puede quedar de lado la costumbre de reuniones familiares principalmente en fechas especiales como el carnaval, la navidad, el fin de año, donde familias y comunidades enteras se reúnen a celebrar con algarabía, sin importar alguna dificultad cotidiana.

Agricultura

Los habitantes en su mayor parte se dedican a la agricultura y crianza de animales domésticos, don Manuel Morocho, de 85 años de edad, cuenta que en tiempos pasados estos campos eran sumamente productivos con extensas zonas de trigo, cebada, avena, arveja, maíz etc. Pero poco a poco sus habitantes migraron a otros lugares dejando de cultivar gran parte de estas zonas que con el paso del tiempo los suelos comenzaron a erosionar. Miguel Chuni, miembro del GAD parroquial manifiesta que  con el fin de reactivar la productividad se está implementando proyectos de incentivo a los agricultores. A través del MAGAP se les está proporcionando semillas de mejor calidad, al igual que la prefectura del Azuay, hizo la entrega de un tractor agrícola exclusivamente para la parroquia.

Gastronomía

Es común en las festividades comunitarias disfrutar de las exposiciones gastronómicas que ofrece la parroquia, como el tradicional pan de trigo horneado a leña, la chicha de jora, el champús, la colada de mishqui, el cuy con papas, el mote pelado, la carne asada, los dulces de zambo, de capulí, de manzana, de higo, el más apreciado en las fiestas de carnaval el dulce de leche, todo esto preparado tradicionalmente por las amas de casa.

El chaguarmishqui

El señor Remigio capelo, morador de la comunidad de Ñamarin, es productor del tequila, licor que se extrae del penco; cuenta que su iniciativa del proyecto comienza muchos años atrás, sacando los derivados del penco, planta que produce un jarabe con alto contenido de azúcar, dice que: este jarabe conocido como el “mishqui” tradicionalmente los mayores utilizaban para consumir como bebida refrescante y para alimentar a los animales domésticos, al ver que existía una alta producción de esta planta se interesó aprovechar de mejor forma los beneficios de esta planta y obtener sus derivados,  coladas, miel y panela.  En el año de 1983 el profesor Salvador Toledo, director de la escuela de su comunidad le hizo la propuesta que presentara algo innovador como parte de las festividades de la comunidad, y entre los dos surgió la idea obtener el licor como derivado del penco. Esto lo hacía cada año que se acercaba las festividades de la comunidad,  para la exposición y los brindis, pero desde hace diez años atrás  comenzó a producir para la venta al público.

"Para obtener un buen tequila es necesario que el penco esté maduro y robusto, así el líquido espumante, el mishqui, que se saca del corazón, tendrá un sabor dulzón intenso, que ayuda al sabor del tequila” manifiesta don Remigio. El catador de este licor sabe que tras el sabor dulce hay uno mordiscante, pero sin llegar a ser amargo y esto es lo que ha hecho que el tequila  de don Remigio, con sabor a penco y de 40 grados, sea el ganador del concurso en el Festival del Chaguarmishqui año tras año. En su destilería almacena 1.000 litros de mishqui fermentado. Cuando quiere producir 100 litros le toma de seis a siete días producir un buen tequila, pero solo se producen al año 550 botellas.

Lugares para visitar

En la comunidad de Tambo Viejo, a diez minutos del centro parroquial, existen vestigios arqueológicos de muros de piedra que se cree fue la fortaleza de curaca cañarí Duma, héroe de la resistencia contra los incas y en cuyo honor se levanto el complejo de Dumapara, en la gran pampa;  en una colina de 200 metros de largo por 34 de ancho y con un relieve en la parte alta, reposa el cementerio ancestral de los cañarís. La explotación de la tierra y los áridos ha hecho que se pierda un gran espesor de superficie lo que ha dejado al descubierto osamentas, vasijas de barro y otros objetos que regularmente eran enterrados junto a los cuerpos. Al pie de la colina se encuentra la laguna de los remedios, cuentan que allí los primeros habitantes realizaban baños santos y rituales de purificación.

Otro de los lugares donde se encuentran vestigios arqueológicos es la comunidad de Uduzhapa, a 7 km, del centro parroquial, todavía quedan muros de hasta dos metros de altura con cavidades trapezoidales, que dan evidencia de las edificaciones incaicas. Un poco más al sur se encuentran las cuevas de Raric, junto al riachuelo el salado se encuentran cuatro cuevas grandes y otras pequeñas donde se dice que fue paso obligado y saladero de animales. Según expertos que han visitado este lugar afirman que este fue un sitio de enterramientos y que tendría unos 4000 años de antigüedad, aún se observa vestigios de caminos asociado a una serie de cuevas y minas  de sal mineral que han sido utilizadas desde tiempos preincaicos.

La composición de su entorno y su historia hacen de este ecosistema un sitio entretenido, enigmático y de interés cultural para quienes lo visitan.

Escrito por: 
Vinicio Patiño, estudiante UTPL