La realidad de los medios impresos en el Ecuador

Como sabemos hoy en día los medios impresos juegan un papel muy importante en las sociedades del mundo. Los medios impresos independientes de nuestro país dicen que no existe libertad de expresión a raíz que fue aprobada la Ley de Comunicación. Otros dicen que los medios son actores políticos que manipulan la información y que cuidan sus intereses económicos.

Con estos antecedentes en el país se han creado medios impresos públicos que dan a conocer todas las labores que realiza el Gobierno. Para saber más de la realidad de los medios impresos en el Ecuador, entrevistamos al periodista y antropólogo Alexander Amézquita, actualmente se desempeña como docente de la Escuela de Antropología de la Universidad Central del Ecuador.

¿Los medios impresos reflejan realidades para que sean aceptadas o cambiadas por los ciudadanos?

Los medios (impresos y en cualquier otra plataforma) son precisamente operadores de un tipo particular de mediación con la realidad. Por lo tanto, cualquier reflejo es en realidad una distorsión. Pero tenemos que entender que esa distorsión no es un carácter negativo, sino simplemente una modificación provocada por toda una serie de procesos (de interpretación, formato, edición, enunciación) que se llevan a cabo en la producción de la información. Es distorsión como cuando vemos algo a través de un cristal, sabemos que el cristal distorsiona la imagen, pero no juzgamos si esa distorsión es perversa o bondadosa.

Ahora, el fin de los medios es en sí mismo un espejismo. Los medios en sí no tienen intenciones o motivaciones ocultas, pero sí responden a quiénes los operan, a sus dueños, a quienes definen una política editorial e incluso a quienes producen la información (reporteros, editores, etc.). El objetivo de un medio, entonces, puede verse en la ya empolvada versión de la triada de objetivos: información, entretenimiento, educación;  o en las intenciones de quiénes manejan y producen la información.

Respecto a lo que la ciudadanía hace con esa información, de nuevo creo que hay dos perspectivas: por un lado, aquella que entiende a la información, e incluso a la noticia, como mercancía, y por otro lado, a la que critica la idea de la recepción pasiva y que propone a los receptores como actores y productores de información. En la primera perspectiva, la información se consume, y por lo tanto su consumo depende más de factores estéticos y éticos, mientras que la segunda perspectiva predominan factores cognitivos.

Si pensamos en un escenario comercial, como el que predomina en la mayoría de medios, suele ser el caso de la primera perspectiva, por eso vemos como la amplitud de las franjas más fácilmente consumibles son el entretenimiento y deportes, en desventaja a las franjas de reflexión, de información más profunda y sobre todo de reportajes y crónicas que requieren atención extendida en el tiempo, varias entregas, etc.

Los medios impresos pueden jugar mejor con esos valores, y siguen siendo, por ejemplo, una de las mejores fuentes de periodismo cultural, de suplementos de valor cognoscitivo más que estético o ético, pero se ven presionados cada vez más por necesidades comerciales, lo que ha hecho cada vez más comunes cosas como publirreportajes.

¿Hasta qué punto los medios impresos manipulan la realidad?

Los medios impresos, como cualquier otro, distorsionan la realidad, sin que ello implique un perjuicio a la sociedad. Cuando esa distorsión es direccionada, entonces sí que puede haber manipulación, como en la elección o silenciamiento de fuentes, la descontextualización o incluso la modificación de datos. Que si esto es una práctica sistemática, estructural y de identidad de un determinado medio es algo muy difícil de dilucidar, pero en una nota en particular, es posible identificar este tipo de manipulaciones, por ejemplo, una estadística manipulada por un actor económico.

¿Los medios impresos del Ecuador, son aliados, enemigos, críticos u opositores de los Gobiernos de turno?

Creo que la medida más justa para ver esto es la retrospectiva, y particularmente la retrospectiva del silencio. Durante la época del ex presidente León Febres Cordero, frente al amedrentamiento y las violaciones de derechos humanos, es fácil identificar los medios que guardaron silencio. Así mismo, durante la crisis bancaria de 1999-2000 es muy sencillo identificar a los medios que guardaron silencio, o los momentos en los que lo hicieron, o los actores a los que prefirieron dejar en la sombra. Y todo ello es así, porque en la retrospectiva es posible tener acceso a más información, no solo a la de los medios, sino a la de las investigaciones periodísticas de larga duración, la producción académica, los juicios, las confesiones, los testimonios que solo el tiempo saca a flote, o incluso en periodos más largos de tiempo, los procesos de desclasificación de información confidencial o incluso leyes de acceso a la información.

Por eso aparecen comisiones de la verdad, y estas funcionaron en algunos escenarios de confrontación bélica, por el carácter posterior, por las deudas históricas, y por la necesidad de la sociedad de tener verdad incluso antes que justicia. Analizar la relación de los medios con un gobierno, en caliente, en tiempo real, puede dar algunas luces, pero siempre será parcial, acotada y cambiante.

Medios Públicos o Medios del Gobierno: ¿Cuál de las dos existen en el país?

La denominación medios gubernamentales en un sentido es muy fuerte, y en otro muy débil para explicar la relación de los medios con un gobierno particular. Lo que sí es cierto, es que en Ecuador no hay medios públicos. Los medios públicos, por definición son medios de financiamiento estatal que se alimentan de la producción pública, donde hay espacios para que personas comunes y corrientes difundan sus producciones, y que responden a una agenda pública de interés. Los medios públicos ecuatorianos nacieron más como una respuesta a las falencias y tibieza de los medios privados existentes, pero no necesariamente con una propuesta de participación ciudadana. Podría decirse que trataron de ser una propuesta alternativa a los medios privados, con propuestas alternativas de programación en términos de TV y de contenidos. En lo que se refiere a El Telégrafo, que por ejemplo sigue editando uno de los mejores suplementos culturales de la prensa escrita del país. Radio Pública del Ecuador pienso que tuvo una agenda más gubernamental desde el principio. Considero que a partir del 30S, los medios “públicos” adquirieron un tono más gubernamental, pero más bien instrumentalizados por los organismos de comunicación del Estado, y que lo mismo ocurrió, en una escala menor, con los medios incautados.

Una década atrás la libertad de expresión se podía medir en relación al medio, es decir, si era privado respondía al dueño, gerente, propietario no solo de dicha empresa, sino también de otras, por ejemplo una entidad bancaria, una corporación, y más.

En un medio impreso independiente, las noticias, su contenido, sus temas, sus entrevistados/as, eran decisión de los altos directivos del medio de comunicación. Así que señalar que existía libertad de expresión era una mera ilusión, claro que había libertad pero para ocultar, interpretar, o transformar la realidad de acuerdo a las necesidades individuales o grupales de pocos grupos que tenían el poder económico.

Hoy los papeles han cambiado, es el Gobierno y el Estado quien dirige, e impone la línea editorial en determinados medios calificados como públicos. En éstos se podría decir que hay cierta libertad de expresión, no obstante, hay cuestionamientos que señalan que los parámetros en éstos casos, los define el mismo Gobierno. La pregunta es: ¿Se aplica la libertad de expresión? ¿Los periodistas pueden ejercer esa libertad?

Pienso que no, si cuestionas, criticas, reflexionas de forma distinta...pierdes tú trabajo...así de simple.

Escrito por: 
Miguel Andrade, estudiante UTPL