Trier, metaforizando el lenguaje cinematográfico

Dogville, estrenada el 23 de mayo de 2003, cuenta la historia de Grace, quien escapando de la mafia se refugia en un pueblo llamado Dogville, con la ayuda de uno de sus habitantes, Tom. Los habitantes poco a poco empiezan a abusar de Grace, le encargan arduas tareas sin derecho a paga, la esclavizan, la maltratan y la hacen víctima de abusos sexuales y psicológicos.

Lars Von Trier tomó varios riesgos en el film; mismos que rompían con el lenguaje audiovisual tradicional; entre ellos se destacan, la utilización del escenario, el tipo de montaje y sobre todo, el objetivo y alcance de la película.

Acerca de Dogville pienso que ha sido una total revolución en el cine. La crítica que el director quiere hacer a la sociedad me parece bien planteada desde el mismo lenguaje cinematográfico. No necesita de efectos, y más bien plantea un escenario teatral poniendo en juego la verosimilitud; arriesgando, pero llevándose la credibilidad y la empatía por parte del público. Para mí el escenario solo pudo apoyar la idea de que nadie quiere ver las atrocidades que se cometen en frente de nuestros ojos, la hipocresía y la falta de empatía. Me parece también que la idea de Trier de dejar jugar al actor para que el trabajo sea vivo y palpable, representa un mérito que hace que la película sea tan potente, que el espectador sienta empatía por los personajes y que la dramaturgia siempre este en su nivel más alto. El manejo del guion también me parece un acierto, puesto que el espectador nunca pierde la tensión, siempre quiere saber que le sucederá a Grace; al final, no hay cosa más gratificante para el espectador, que la aniquilación de los habitantes de Dogville y la quema del pueblo; es como si todas las tensiones acumuladas fuesen liberadas dando paso al alivio. El director danés metaforiza a la gran sociedad norteamericana, poniendo en tela de duda sus valores y juicios.

Escrito por: 
María Fernández