El rock alternativo como tal empezó a gestarse a principios de los ochenta, aunque no se le conoció con ese nombre hasta comienzos de los años noventa, cuando Nirvana causaba furor. Su principal característica, era romper con la forma tradicional de hacer rock y atreverse a experimentar con ritmos nuevos o fusionarse con otros estilos como el pop o el punk. Sus líricas: introspectivas, evasivas y profundas, con cierto toque de tristeza y amargura no tenían nada que ver con los estilos comercialmente en boga a principios de los años ochenta por lo que, su difusión se encontró con ciertas reticencias. Muy pocos radios se atrevieron a promocionar este tipo de música, ya que no contaba con el aval de los sellos discográficos grandes que eran los que imponían lo que debía escucharse.

 En 1983 R.E.M, agrupación que causaba sensación en las radios independientes, lanza al mercado su álbum debut: Murmur, según los entendidos uno de los mejores discos de todos los tiempos. Con una fresca propuesta musical  que mezcla el pop con el punk, combinado con letras desgarradoras y absurdas, los convertiría en un ícono dentro del circuito under, de donde no emergerían hasta 1992 con su álbum Out of Time, el cual contiene su mayor éxito comercial: Losing my religión.

Al  rock alternativo se lo conoció  a lo largo de la década de los ochenta con varios nombres: new wave, gothic rock, indie rock, rock fusión, noise rock. Aunque en su momento no tuvieron un gran auge mediático discos como: Bossanova, Surfer Rosa de Pixies; Daydream Nation  de Sonic Youth; Pornographi, Faith, Kiss me kiss me de The Cure; Come on Down de Green River son esenciales para conocer el génesis y la consolidación de este tipo de música hasta la posterior evolución del grunge de los 90.

Tras la separación de Green River, surge de sus cenizas Mudhoney  banda que causa revuelo en el circuito de rock under de Seattle. Con su sonido garage rock,  llaman la atención del sello discográfico Sub Pop Records, famoso en esa ciudad por promocionar el rock independiente. El sonido empieza a robustecerse gracias a que Sub Pop produce los trabajos de bandas como Pearl Jam y Soundgarden que consolidan el movimiento, el grunge comienza a tomar escena.

En 1991 Nirvana, apadrinado por Sub Pop Records lanza al mercado Nevermaid  al poco tiempo se convierte en un éxito y coloca al grunge en la palestra y en la cúspide musical. Muchos jóvenes se sintieron identificados con la imagen desaliñada y desgarbada de Cobain y los suyos, en donde predomina la mezclilla y la franela. El mensaje crudo y directo, cargado de ira y desilusión presente en sus liricas rompe totalmente el paradigma musical en que el rock se hallaba embargado. El grunge toma forma y es la nueva frontera.

El grunge se caracteriza por guitarras fuertes y riffs desenfrenados. Toma lo energético y explícito del punk mezclado con una poesía lúgubre de vanguardia. Los solos de guitarra desaparecen ante la premura de la música. Las letras hablan por lo general de los problemas del hombre con su medio en donde, abundan las drogas, la violencia y el hastió con el mundo moderno en cual no existe espacio para soñar. El grunge rompe con la sociedad de consumo de la que no se siente parte en la cual,  el dinero, el poder, la corrupción es un delgado matiz que cubre las carencias morales y la felicidad es un decreto para un mundo sin miedos. El grunge es una piedra en el zapato del sistema, sus cultores proclaman la amargura y el pesimismo que los oropeles procuran ocultar.

Con la muerte de Cobain los cimientos del movimiento grunge se resquebrajaron, los medios dejaron de promocionarlo y las disqueras ya no deseaban difundir música melancólica y políticamente comprometida. El mundo era demasiado duro para hablar de sus horrores, poco a poco la gente prefirió lo light, lo inmediato, lo que hoy es bello y mañana no se sabe. Donde la imagen y la falsa estética cubren con su denso maquillaje la realidad.

El grunge como movimiento musical moriría definitivamente en 1996 cuando Smashing Pumpkins arrasaría con los premios MTV y lograría 7 nominaciones al Grammy con su trascendental álbum Mellon Collie and Infinitive Sadness que se consagraría como: Disco del Año y Banda del año, lo que a la larga sería el último álbum del género que llegaría a tan alta consagración.

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