Voluntad, esa fuerza inagotable

Es un día normal como cualquier otro, suena la alarma a las 5 am. y Carlos se levanta, está próximo a dar un paso más en su camino hacia la meta que se trazó hace meses: llegar a ser un Ironman.

Es que hacer una competencia como esta no es sencillo, para muchos será un reto deportivo, un sueño para otros, algunos dirían inclusive que es una locura. Carlos duda por un segundo si quedarse seguir durmiendo porque suena mucho más atractivo que salir al frío de las madrugadas de la serranía, pero rápido recuerda la razón que lo motiva a continuar y no desmayar hasta cruzar la línea meta, que aún es solo una ilusión. Unos días más exigentes que otros no logran que Carlos se descuide ni un momento, pues sabe que la disciplina es la clave que le llevará al éxito; y hoy es uno de esos días, al miércoles le dio por amanecer con llovizna –aunque ligera pero densa- desanimaría a cualquiera pero no a él que igual sale a correr a las 5:15 am. como acostumbra.

Carlos está determinado a que nada le impida continuar con lo que se ha propuesto, se equipa con ropa ligera pero abrigada, que le permita llevar su acostumbrado paso liviano y rápido.

Constancia, perseverancia, determinación y más que nada voluntad, son el motor que le mueven a Carlos, aunque no estuvieron siempre manifiestas en su vida de la misma forma, desde niño, su interés por el deporte fue notorio. Del fútbol al básquet, del atletismo al vóley, de la natación al tenis, tanto en su niñez como en la adolescencia y en la vida adulta, Carlos ha pasado por casi todas las aficiones deportivas que uno pueda pensar. Fue destacado basquetbolista en su juventud, es recordado aún por sus contemporáneos especialmente por su dedicación y tenacidad. Ha cultivado durante su vida grandes amistades alrededor del deporte y es lo que más evoca de sus años universitarios, donde entre libros y estudios, dedicaba tardes y mañanas enteras a partidos de vóley o básquet entre amigos, algunos de ellos ahora también compañeros de entrenamiento.

La dedicación a las prácticas deportivas, con el pasar del tiempo fue disminuyendo, Carlos tuvo que dedicarse a su hogar, sus estudios y otras responsabilidades que le permitían ejercitar sólo durante los fines de semana. El deseo de volver al deporte de manera continua rondó por su cabeza durante varios años, hasta que en 2009, tomó la decisión de retomar el que fuera uno de sus más grandes intereses: el atletismo “Cada vez que veía los Juegos Olímpicos, sentía esa enorme inspiración que te da ver como una persona pone todo el esfuerzo posible para llegar a la meta y llegar primero” cuenta hoy con enorme entusiasmo.

Tan decidido como osado, se inscribió en su primera carrera pedestre de 10k, sin imaginarse siquiera el reto al que se estaba enfrentando, y con muy poco tiempo de entrenamiento, esa participación casi se convirtió en su “debut y despedida” «El tiempo que me tardé en terminar la carrera no me complació en lo más mínimo, el dolor que sentí después casi no me permitía pararme, me dije a mí mismo: esto no es para mí, no vuelvo a hacerlo más» Para su propia sorpresa, un mes después ya estaba inscrito en su siguiente carrera y en adelante vendrían muchas más, de 5k, 10, 13, 15, 21k y hasta una maratón que casi lo derrumba “Me enfoqué en la idea de que mientras algo te cuesta más, la satisfacción es igual de grande, sentir que se han vencido los límites, los temores y los pretextos que uno mismo se pone es una sensación incomparable”.

Para Carlos, cumplir un reto no es más que la preparación para establecerse uno más desafiante, motivado e inspirado por las distintas personalidades deportivas con las que suele mezclarse en los eventos deportivos, la idea de hacer un triatlón comenzó a merodear. Empezó por pasar de ser parte de solo carreras pedestres, a recorrer algunos kilómetros en bicicleta y competir también en esa modalidad. Aunque parecía casi imposible la idea de hacer un triatlón en un inicio, al igual que en las ocasiones anteriores, no pasó mucho tiempo para que animado por algún “sueño ajeno” decidiera incursionar en este nuevo desafío.

En adelante, muchas otras competencias hacen parte de sus recuerdos deportivos, decenas de medallas y camisetas conmemorativas adornan su armario, lecciones aprendidas y dificultades vividas alimentan su experiencia de vida. En adelante, Carlos encuentra siempre razones que lo inspiren a “sufrir” como suele decir, un poquito o casi nada de lo que sufren las personas que enfrentan retos mayores en la vida.

Una parte fundamental de este nuevo desafío, que le permitirá contar con el apoyo necesario para contribuir con la causa que lo inspira, es que asimilar y que se entienda lo que significa completar una competencia Ironman, es un triatlón de larga distancia que consiste en: nadar 3800 metros, rodar 180 kilómetros en bicicleta y culminar con una maratón de 42 kilómetros. El recorrido podría tomar alrededor de unas 12 horas para un atleta del nivel de Carlos, hasta culminar en la meta, por lo tanto la preparación intensiva que arrancó hace alrededor de tres meses y que continuará intensificándose durante los siguientes cinco meses, con jornadas de entrenamiento doble, una nutrición y descanso adecuados, eso sí, sin descuidar las obligaciones que tiene un hombre común como él: la familia, el trabajo y algún negocio particular, de seguro contribuirán al éxito en el cumplimiento de este alto objetivo en la vida de Carlos Raúl.

Escrito por: 
María Eugenia Camacho