El día que la tierra tembló en Manabí: Terremoto Ecuador.

MANABÍ.- La mañana del sábado 16 de abril, cuando Mariana salía de su casa con su carrito de venta de ceviches rumbo a la playa de Tarqui, en Manta, nunca se imaginó que esa sería la última vez que vería su casa en pie…

Son las 6 de la tarde y  Mariana está cansada y hambrienta, cuenta el dinero de la venta del día, ha sido un buen día, desarma su puesto y emprende el camino de regreso a casa para disponerse a descansar en compañía de su dos hijas: Doris y Katya; hace una parada en la tiendita de la esquina para comprar algo de carne para preparar la “merienda”, mientras hacía la fila Mariana, siente un leve movimiento bajo sus pies, un segundo después este leve movimiento se convierten en un fuerte remezón, Mariana sale desesperada, sólo puede pensar en sus niñas que están solas en casa, corre a su casa, cuando llega sólo encuentra escombros, sus gritos de auxilio, se pierden entre el mar de gritos y llanto en que se ha convertido el lugar, son las 7: 25 de la noche, Mariana,  busca a sus hijas  entre las ruinas, en medio del deambular de caras, unas conocidas, otras no, todas compañeras de la misma tragedia, del mismo dolor,  unos segundos antes  de desplomarse en el piso,  Mariana encuentra a su vecina de toda la vida,  Solange, quien corre a ella y la sostiene entre sus brazos, le cuenta que no encuentra a su hijo y esposo, le da a beber de una botella de agua que tiene en su mano ensangrentada, de tanto escarbar entre los ruinas, buscando a su familia, las dos mujeres se abrazan y se consuelan mutuamente, por un lado ven pasar ambulancias, camiones de bomberos, patrullas  policiales, Mariana y Solange sienten terror, piden auxilio. Empieza la angustiante espera.

Han pasado dos horas desde que sucedió la tragedia, Mariana y Solange son dos de los cientos de personas que buscan un familiar. Mariana está exhausta, recuerda que dejó su carrito, su compañero de trabajo y de lucha diario, en la tienda; va por él, en el camino encuentra varias escenas desgarradoras de madres, padres, hijos, nietos, llorando a sus seres desaparecidos, intentando rescatar de entre los escombros, sus pertenecías. Cuando llega a la playa, voltea y a sus espaldas sus ojos captan un  panorama sombrío y lúgubre, vuelve a llorar, se desploma, se levanta, regresa, continúa su búsqueda.

Luis un vecino está ayudando a remover escombros. Él y su familia salieron bien librados de la tragedia, decide colaborar con las búsquedas. Dos horas después un hombre llega con Doris y Katya, las dos hijas tan buscadas por Mariana, las abraza con fuerza; las tres lloran, uno de los voluntarios se acerca a ellas, les ofrece ayuda, las lleva a un refugio, allí hay muchas personas llorando, gritando o simplemente  pasmadas, detenidas en el tiempo. Mariana y sus hijas buscan un rincón para acomodarse, para intentar descansar,  para abrazarse y agradecer que están juntas, que sobrevivieron al del día que la tierra tembló en Manabí.

Los medios de comunicación locales no han dejado de informar desde que el hecho se suscitó, cientos de voluntarios de todas partes del país se han trasladado a los lugares afectados, toneladas de insumos de primera necesidad fueron enviados para los damnificados de esta tragedia, el país se quedó suspendido en esos 56 segundos, niños escriben mensajes de fortaleza y esperanza en los alimentos que envían a sus hermanos.

La mañana del domingo, amanece tarde para Mariana y sus hijas, ellas están cansadas, asustadas, las noticias anuncian varias muertes, se sienten atardecidas de estar vivas y juntas, deciden que deben ayudar, que es su obligación. Mariana da instrucciones a sus hijas para preparar un café bien “caliente” para abrigar el alma de toda la gente damnificada que se encuentra en el alberge.

Son las 10 de la mañana del domingo 17 de abril del 2016, Marian, sus hijas, los vecinos, cientos de almas doloridas deambulando por las calles, las esperanza materializada en alimento, bebida y abrigo donado por miles de ecuatorianos, son todos matices del mismo paisaje: el día que la tierra temblóen Ecuador.

 

Escrito por: 
Liliana Pineda