Fidel Martínez le echó agrio a la victoria de IDV

QUITO.- Las puertas del ‘Coloso del Batán’ se abrieron temprano para acoger a la solidaridad ecuatoriana que poco a poco fue llenando el estadio. Con lentitud el ‘Atahualpa’ se fue repletando y a pocos minutos de empezar el partido las gradas todavía no lucían llenas y había espacios en blanco que no encontraban sus asistentes debido a que todavía existían hinchas en el muy popular ‘Monumento de la bola’ que sirve como el punto de encuentro al salir de los trabajos.

En las gradas la hinchada del Independiente del Valle alentaba con cánticos, bombos y trompetas, ayudado por personas de otros equipos que querían colaborar con la causa. En el preámbulo del encuentro un desfile de uniformados que participaron en labores de rescate pusieron la nota emotiva de la noche, dónde las lágrimas de los asistentes no se hicieron esperar, persona caminaban por la pista atlética con pancartas que decían “#Quitosolidario” invitando y promocionando la solidaridad que cada uno de los quiteños.

Los jugadores locales y visitantes saltaron al campo de juego bajo los aplausos de la parcialidad ecuatoriana que desplegó una bandera con el escudo del cuadro sangolquileño mientras gritaba ¡Independiente! Le gente con optimismo hacían sus pronósticos según las corazonadas. El Himno Nacional de la República amiga de México sonó y con total respeto, muy pocas ocasiones vista, toda la gente hizo silencio esperando que las sagradas notas del Himno de Ecuador sonasen. Cuando este se oyó toda la gente con mucho orgullo y respeto hizo escuchar a los mexicanos quienes estaban de locales y qué suelo estaban pisando.

En un partido de poder a poder la hinchada visitante se hacía sentir con sus barras pero las silbatinas ecuatorianas no se hacían esperar. Cuando moría el primer tiempo Angulo con prepotencia anotó el primer gol para animar a la gente que con el alma gritaba al unísono ¡sí se puede! La cerveza voló por los aires, el picadillo se esparcía por las gradas, los abrazos se repartían a propios y extraños y el Ecuador se unía en un solo puño por el Independiente.

En el entretiempo se notaba la hermandad entre hinchas de distintos equipos porque el objetivo no era nada más que ayudarnos entre todos con tranquilidad, con una sola camiseta, la amarilla de la tricolor ecuatoriana. Los de Liga se abrazaban con los del Deportivo Quito y los de Barcelona alentaban junto a los de Emelec. 

Al comenzar el segundo tiempo la gente quería ver más goles y lo hacían saber a los jugadores, con presión de aprovechar los espacios que los mexicanos dejaban. Y así sucedió, con un gran centro de Ayala que encontró en buena posición al goleador y ‘crack’ ecuatoriano José Angulo que de cabeza infló las mallas del cuadro de Pumas. La gente celebró y hasta la Policía Nacional se emocionó con la altura que se elevó el artillero esmeraldeño.

Cuando mejor jugaban los del valle, recibieron un balde de agua fría en el momento en que, el también ecuatoriano Fidel Martínez, anotara el gol del descuento para el cuadro universitario de la UNAM, sus hinchas aunque pocos se hicieron escuchar en los predios del Estadio Atahualpa, mientras que la gente que apoyaba al Independiente se quedaba estupefacta con lo sucedido.

Los minutos pasaban y los rayados se volcaron al ataque, mientras la luna brillaba, los bombos sonaban por los golpes de los hinchas que no paraban de alentar, entre ellos un niño de 8 años que afirmaba que el Independiente del Valle era su pasión, cuando saltaba en un ataque por la izquierda donde una jugada de Junior Sornoza terminó en el poste derecho de la mano del portero mexicano.

Las banderas mexicanas con la forma de la faz de un Puma se agitaban y sus seguidores miraban el reloj pidiendo al cielo que el partido se termine porque la arremetida del equipo ecuatoriano se venía en busca del gol que aumentara las cifras para llegar a México con más tranquilidad.

Las frentes chorreaban de sudor por los nervios de los aficionados, las manos se frotaban temblorosas por los contragolpes de los universitarios y en la cancha se sentía la tensión que había entre los jugadores de cada equipo. Por fin el gentío pudo gritar victoria cuando el árbitro alzó sus brazos decretando el fin del encuentro y los jugadores llenos de júbilo corrieron y se abrazaron, porque sabían que no sólo jugó y ganó Independiente del Valle sino ganó el Ecuador entero.

Al finalizar el partido la gente salió contenta pero no conforme con el número de goles que se anotó, algunos optimistas confiando en el partido de vuelta en México y otros vaticinando la eliminación de los rayados, lo cierto es que Independiente del Valle saca una ventaja de local y lo más importante es que nuevamente logró reunir a todos los corazones ecuatorianos sedientos de solidaridad para los hermanos de la costa que se encuentran en una situación difícil debido al terremoto.

Fuente: Cancheros.com

Escrito por: 
Guillermo Carranco