El Plano de la Locura

El crew llegaba a la locación como de costumbre a las 7:00 de la mañana del sábado 21 de mayo, sin embargo, en sus caras se notaba la preocupación y la ansiedad al enfrentarse a una jornada que, como todos sabían, no sería nada fácil. Estaban rodando el proyecto “1945” y aquella sería una jornada memorable.

Mientras el equipo técnico subía los equipos, producción armaba el cronograma y con cara de preocupación hablaba acerca de la ardua jornada que estaba por llevarse a cabo. La directora, Camila Aulestia, hablaba con su director de foto, Miguel Guevara, intentando mutuamente darse ánimo y con convicción preparaban los pormenores del plano más temido al que se habían de enfrentar en el rodaje de 1945.

A las 7:45 los equipos estaban listos y el crew, reunido, esperaba las instrucciones de la asistente de dirección. Empezaron con el plano más fácil, en cuestión técnica. El personaje principal, Ricardo Echeverría,  interpretado por el ya transitado actor, Salvatore Delpi, observaba unos documentos importantes para resolver un caso de homicidio en la ficción. “El esquema de luz no era complicado, la penumbra la habíamos construido ya 2 días seguidos y el movimiento era tan sólo un paneo. El actor sabía cómo moverse, a qué ritmo y en qué dirección, por lo cual el primer plano no representaba mayor problema, se resolvió en el tiempo esperado.” Nos cuenta Miguel Guevara, director de Fotografía de 1945.

A las 9:00 de la mañana se rodaron 2 planos más; posteriores, medios cortos, con un esquema de luz semejante al del ya descrito plano A. Sin embargo, la tensión se acrecentaba conforme transcurrían las horas. Al medio día, con todos los planos grabados en el set de 1945, las cabezas del equipo comenzaron a hablar. La directora con suma atención escuchaba a su grupo. La directora de arte sabía que tenía que cambiar todo el escenario y dirigía a su equipo para que la ambientación fuese distinta. El gaffer, sabía que el esquema que se había planteado durante más de la mitad de los días de rodaje, debía cambiar, la penumbra desaparecería para dar pasa a una luz fría e intensa. Fotografía, sin embargo no se pronunciaba, puesto que ya había hablado previamente con la directora, asegurándole que el plano que se proponían realizar, conllevaba sus riesgos y complicaciones.

Durante el almuerzo, que se llevó a cabo a las 13:00 horas, la directora discutía aún con su asistente de dirección, quien le pedía no realizar el plano, pues el cronograma corría el riego de no ser cumplido en su totalidad. Sin embargo de todos los peros, Camila Aulestia nunca dejó de estar absolutamente segura de lo que quería.

“1945 es la historia de Ricardo Echeverría, un enfermo de esquizofrenia que se cree detective e intenta resolver un supuesto homicidio. No quiero engañar al espectador, eso en cine no existe; para mí solo existe aquello que se muestra y aquello que no. Decidí jugar, entonces con lo que iba a mostrar, primero un detective, para que luego, el espectador descubra que en realidad no se trata sino de un personaje que sufre de esquizofrenia y vive abstraído en su mundo.” – Camila Aulestia – Directora.

Para la directora, la transición de los mundos de su personaje era crucial, puesto que a pesar de no ser el punto climático del guion, era el punto en el cual el espectador iba a asumir la realidad dentro de la ficción. El plano al que todo el crew temía, era el que describía el paso del mundo interior del personaje, a su mundo real, dentro de la ficción; un Dolly que avanzaba de un plano medio amplio a un primerísimo primer plano, mientras se develaba una entrada de luz. Descrito de esta manera el plano no supone mucha más complicación que el ritmo del Dolly y la coordinación de la entrada de luz. Sin embargo, para causar un efecto de proximidad con lejanía, valga la redundancia; mientras el Dolly se acercaba al personaje, la distancia focal se alteraba de tal manera que se creaba un efecto de caída, de introspección, de pérdida en el espacio. La preocupación ya no recaía en el arte, la actuación o el movimiento, sino en la sincronía del equipo técnico, especialmente gaffer, grip y cámara, es decir luz, movimiento y encuadre.

“Usualmente hacemos un máximo de 3 tomas por plano, habiendo previamente ensayado 2 veces. Este plano, al cual en el crew se ha apodado el plano de la locura, nos costó 5 ensayos y un total de 14 tomas” – Maryoly Ibarra, Asistente de Dirección.

Habiendo requerido 14 tomas, no hubo mucho que hacer. El tiempo de la jornada se acabó y 3 planos quedaron sin realizarse. Sin emabrgo, la energía del crew había aumentado. Habían logrado aquello por lo cual habían sufrido desde la mañana. La jornada a las 16:30 horas había terminado y tenían un excelente material, que aunque haya costado el tiempo y sacrificio de todos, era impecable.

“El movimiento era el indicado, el primero de cámara no falló ni por un segundo en el foco y la luz se coordinó de manera tal que todo aporta a la acción de descubrirnos en el mundo de la esquizofrenia”- Miguel Guevara- Director de Fotografía

Camila Aulestia con una sonrisa dibujada en el rostro afirma que no se necesitan más planos para narrar la acción. “El plano de la locura valió la pena. No se necesita más, cuando hice el playback y revisé el material, sabía que había tomado la decisión correcta y el crew estaba complacido. No podía esperar más” – Camila Aulestia- Directora

Escrito por: 
María Fernández