Muros que guardan historia y cultura a través del tiempo

La Hacienda San José, ubicada en el Valle de los Chillos al sur occidente de Quito fue creada hace 130 años aproximadamente. En la actualidad forma parte de la Administración Zonal de los Chillos, los mismos que se encargan de su reconstrucción y administración.

Su dueño, quien perteneció a una familia de cuatro hermanos, no tan numerosa para aquella época. Por azares del destino y situaciones personales, cada uno de ellos migró a otro país donde residen sus familias hasta la actualidad. Quedando así como único dueño y heredero legal de este espacio.

Según información proporcionada por Oswaldo Yánez, Director ambiental de la Hacienda San José, el único dueño de esta hacienda a quien llamaremos Jorge pues su información personal aun esta por verificarse, solía viajar constantemente fuera del país. A su regreso siempre traía grabado en su memoria detalles y monumentos arquitectónicos que volvía a recrear en su hacienda, de tal forma que no solo causen asombro visual sino sean parte funcional de otros espacios.

Las esquinas, centros y medios cuentan una historia, un viaje, una experiencia, cada cúpula es diferente a la otra, desde columnas al estilo americano hasta fachadas góticas y greco romanas.

 Actualmente se puede observar las paredes recuperadas, Yánez menciona que el trabajo aún es largo, porque esta hacienda forma parte de la cultura de la zona. No pudieron haber pasado grandes personajes como ocurrió en la Hacienda de la Marquesa de Solanda también perteneciente al Valle de los Chillos, pero la particularidad de la Hacienda San José radicó en que al pasar los años Jorge no se casó, no tuvo hijos, su relación con sus hermanos desapareció y al verse solo, regaló una parte de su hacienda a sus empleado. Al morir empezó una guerra por la apropiación de este espacio, unos sobrinos defendiendo la versión ser los favoritos de Jorge y otros de alguna u otra forma presentando documentos que no pudieron ser legalizados por no ser reales.

Esta Hacienda ha sido recuperada por el FONSAL hace ya siete años, su estado era deplorable, existían tortugas galápagos sin cuidarlas, el céspedes nunca fue cortado, y los únicos cuidadores perdurables fueron las familias de sus empleados. 

Manuel o como lo dicen en el barrio el abuelito Manuel, cuenta historias de la gran hacienda  entre fotos y recuerdos, es ahí donde Jorge prestaba la gran casona para celebrar el matrimonio, bautizo y fiestas de sus empleados.

El FONSAL se encuentra recuperando ya el 90% de las Instalaciones que hoy en día sirven de espacios donde se pueden realizar expresiones culturales. Cada fin de semana realizan eventos de tipo cultural, como danzas, tertulias, reuniones de grupos como el 60 y piquito, etc. También han desarrollado estrategias de protección ambiental, pues en lo que queda de la hacienda han descubierto piletas como quincus que sirven de desagüe o agua aforada para los jardines, manteniéndose así verdes y vivos.

Oswaldo Yánez menciona que hasta el momento han contabilizado y catalogado 564 árboles, muchos de ellos cuentan con identificación por ser únicos en su especie, altura o grosor. Cada año deben catalogar estos árboles y especificar el estado en el que se encuentran porque algunos pese a cumplir centenares de años allí, personal del FONSAL y expertos han descubierto que usualmente dichos ejemplares crecen en otro tipo de clima y aun así se encuentran verdes, floreados y robustos.

La Hacienda San José hoy perteneciente al estado, pretende seguir formando parte de la cultura de los habitantes de los Chillos y no cerrar nunca sus puertas. 

Escrito por: 
Paulette Torres Herrán