“Quito, entre la historia y la modernidad, los dos rostros de la capital

Quito, capital del Ecuador y una de las capitales culturales del mundo, se muestra como una ciudad reliquia histórica, que no se ha apartado del desarrollo global y urbanístico. Considerado, por su riqueza cultural e histórica, uno de los lugares más deslumbrantes del mundo para conocer, su ubicación privilegiada y la conjugación de elementos tradicionales y modernos en su infraestructura arquitectónica, ofrecen a propios y extraños  la calidez de una ciudad cosmopolita que convive con sus raíces prehispánicas.

¡LA HIJA PREDILECTA DEL SOL!

En el centro del mundo, bajo la mirada perpendicular del Inti o dios sol, a los pies del guagua Pichincha, y con el Yavirak/Panecillo (Templo al Sol) a un costado, muestra su rostro mitad indio, mitad blanco: Quito, la eterna hija predilecta del sol.

Existen varias versiones sobre el origen y significado del nombre Quito, todas ellas vinculadas a la ubicación privilegiada de la ciudad con respecto al sol. Según el historiador Manuel Moreno Mora, la palabra Quito es un híbrido entre el vocablo maya (toh) y el quiché (kih) y significaría sol derecho. Quito se asienta muy cerca de la línea ecuatorial, a los mayas les llamó la atención que el sol en esta ubicación (actual Quito) cruzaba derecho el cielo.

Un  muy bien documentado trabajo de investigación: “Quito, Ciudad Milenaria.- Forma y Símbolo”, de  A. Lozano Castro; refiere el asentamiento de los “quitus” y la ubicación estratégica de la ciudad en el punto exacto de irradiación perpendicular del sol hacia la tierra, que se habría hecho bajo un trazado de la constelación de la Cruz del Sur, que señaliza la construcción de los templos de adoración al sol, relacionándola con los mismos patrones de construcción del Cuzco.

LA CARA VIEJA

Caminar por las calles del casco colonial, es sumergirse brevemente en la historia quiteña, sentir palpitante el corazón de las manos indias y mestizas que esculpieron sus imponentes templos, sus grandes plazas, y cada una de las casitas  antiguas que enmarcan con encanto y misticismo el centro de la ciudad.

Las iglesias del centro histórico, reconocidas como patrimonio arquitectónico de la humanidad son un legado del incipiente arte quiteño de la época y manifestación palpable de su mixtura étnica. Resulta obligatorio en el recorrido visitar la majestuosa Catedral, retrato del arte hispano americano. Construida durante el siglo XVI, la iglesia de la Catedral, custodia en su interior, invaluables tesoros artísticos como el coro catedralicio tallado por Manuel de Caspicara, el “príncipe” de la escultura colonial quiteña.

En la avenida Veinticuatro de Mayo,  en un extenso boulevard a lo largo de la calle La Ronda, es posible revivir las noches bohemias de antaño. Resalta el bien conservado estilo de influencia andaluza en sus casas de grandes patios interiores y hermosos balcones, símbolos del romance quiteño; que acogen en sus cafeterías y bares a los amantes de la tertulia, la música y la poesía.

A Quito se lo puede vivir de muchas formas, a través de su arte, de su cultura y de sus sabores, son pocas las tiendas del centro que todavía se surten de las tradicionales colaciones, deliciosos dulces con un siglo de historia; los buñuelos, las quesadillas, las empanadas, los higos con queso, los helados de paila, el chocolate caliente; son tan variados como deliciosos los aromas y sabores que se pueden percibir y degustar en las cálidas tardes y las frías noches quiteñas.

LA CARA NUEVA

Gran parte del encanto de la carita de Dios, es la forma en que lo nuevo y lo viejo conviven armoniosamente, grandes edificaciones a lo largo de la avenida 10 de Agosto, frente a los tradicionales parques de La Alameda y El Ejido, trazan el ingreso al Quito moderno y cosmopolita, portentosos centros de comercio y de diversión,restaurantes con una variada oferta gastronómica, vendedores ambulantes, el bullicio y la prisa de una ciudad que se mueve al ritmo vertiginoso de toda metrópoli

Quito acoge como buena anfitriona a visitantes de todas las ciudades del país y de varios lugares del mundo, es inevitable encontrarse en cualquier calle quiteña, un “costeño”, un riobambeño, un lojano, un colombiano, un “gringo”; un quiteño más, que llegó en busca de trabajo, de una oportunidad, de una aventura, y se quedó porque encontró un sueño, un amor, un hogar, una familia. Quito abraza al mundo desde la diversidad, la fraternidad y la nostalgia de una urbe que mira de frente a la modernidad, pero que conserva orgullosa el legado de su origen, 

 

 

 

 

 

 

Escrito por: 
Liliana Pineda