Primeros auxilios psicológicos, para infantes del terremoto en Ecuador

Después del devastador terremoto que destruyó la zona costera del Ecuador, las secuelas de lo ocurrido no solo son materiales, sino también emocionales, y para los niños y niñas la atención psicológica debe ser monitoreada. Paulina Ortiz, psicóloga educativa nos explica los primeros pasos para reconstruir la vida de los infantes.

¿Con qué se enfrenta un profesional, al momento de tratar a un niño o niña que ha sufrido las consecuencias de un desastre natural, como lo fue el terremoto ocurrido en nuestro país?

Todos las personas pasan por un estado emocional extremo, cada ser humano tiene una personalidad y reacciona diferente frente al desastre, generalmente en los niños afectados por el sismo, los traumas pueden llegar a: miedo al dormir, pérdida de apetito, disminución del habla, entre otros, ellos requieren de primeros auxilios psicológicos que los ayuden con su seguridad emocional en los quince primeros días después de haber ocurrido el desastre.

¿En qué se diferencian los primeros auxilios físicos de los primeros auxilios psicológicos?

Los físicos funcionan para salvaguardar el cuerpo que sufre un ser humano en alguna condición extrema, en los psicológicos la condición extrema suele ser la pérdida de un familiar, el trastorno post traumático después del desastre, al expresar emociones como la culpa, ira, dolor, vergüenza que han causado un shock emocional.

Los primeros auxilios psicológicos, buscan rescatar el equilibrio emocional a través de terapias lúdicas, que les ayuden a mejorar su comunicación verbal y escrita para medir el grado de impacto psíquico después de la vivencia. Esta primera, puede ser tratada por voluntarios capacitados, sin embargo, es importante que un profesional monitoree los comportamientos durante el primer año, lo ideal es conseguir diálogos intrafamiliares, participación en las comunidades, charlas y sesiones que socialicen traumas comunes, con eso evitamos la violencia doméstica y el maltrato infantil. 

 

 

Escrito por: 
Paulina Escobar G.